HIPERTENSIÓN ARTERIAL.

 

El semanario electrónico de la Sociedad Europea de Cardiología revisa en 2011 el concepto de los valores apropiados de tensión arterial.

 

En la población general se recomiendan cifras de tensión entre 130-139 mmHg para la presión arterial sistólica y 80-85 mmHg para la presión arterial diastólica en todos los pacientes hipertensos. Además recomienda mantener los pacientes de alto riesgo en los rangos bajos de estos valores. Una tensión arterial excesivamente baja puede ser lesiva sobre todo en pacientes con aterosclerosis severa. Sin embargo estas recomendaciones son controvertidas y parece diseñadas para el consumo doméstico más que para el empleo por un auténtico experto en hipertensión, quedando un amplio margen para el criterio del médico en función de los factores de riesgo y los eventos cardiovasculares sufridos.

 

El grupo americano de trabajo en hipertensión (HWG) publica en el año 2005 una nueva definición de hipertensión y propone una nueva forma de clasificación. En base a los conocimientos actuales no podemos clasificar a los pacientes como hipertensos o normotensos, parece más adecuado utilizar una escala con varios grados de gravedad. Siendo novedosa la aparición del término prehipertensión.

 

La definición del HMG: "La hipertensión es un síndrome cardiovascular progresivo que se origina a partir de causas complejas e interrelacionadas. Los marcadores precoces del síndrome se encuentran presentes con frecuencia antes de la que se observe una elevación de la presión arterial; por lo tanto, la hipertensión no puede clasificarse únicamente en base a unos rangos concretos de tensión arterial. La progresión se asocia fuertemente con cambios funcionales y estructurales cardiacos y alteraciones vasculares que dañan el corazón, los riñones, el cerebro, los vasos y otros órganos, y causan un aumento de la morbilidad y muerte."

 

La estrategia del grupo de trabajo de hipertensión propone identificar a los pacientes con mayor riesgo de presentar eventos cardiovasculares para lo cual deberemos valorar la existencia de marcadores precoces de enfermedad y de lesión de órgano diana.

 

Marcadores precoces de enfermedad: pérdida de la caída nocturna de la presión arterial, respuesta exagerada de la tensión arterial con el esfuerzo, hipertrofia ventricular ligera, disfunción diastólica, aumento del grosor de la pared de la carótida, calcificación coronaria, eliminación excesiva de proteínas en orina, cifras de creatinina elevadas, afectación de la retina.

 

Lesión de órgano diana: corazón (hipertrofia ventricular moderada-severa, disfunción diastólica o sistólica, infarto, angina), vascular (enfermedad vascular periférica, enfermedad carotídea, aneurisma de aorta), renal (proteinuria, insuficiencia renal), cerebral (ictus, accidente isquémico transitorio).

 

Son estos hallazgos los que nos ayudarán a tomar la decisión de cuando iniciar tratamiento antihipertensivo y cuales son las cifras más adecuadas para cada paciente. Este es nuestro método de trabajo.

 

Prehipertensión y riesgo de eventos cardiovasculares.

Es complicado explicar a nuestros pacientes el concepto de hipertensión, sobre todo según la nueva definición del 2005 donde se tiene en cuenta la presencia de marcadores precoces de enfermedad y lesiones diana que muchas veces no se han estudiado por no considerarse al paciente hipertenso según la definición antigua: presión arterial sistólica mayor de 140 mmHg y/o presión arterial diastólica de 90 mmHg.

 

La prehipertensión especialmente en los rangos altos se asocia con mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Un meta-análisis (recopilación y procesamiento estadístico de estudios) de 12 estudios con un total de 518520 pacientes publicado en la revista Neurology en octubre del 2011 analiza el riesgo de infarto cerebral isquémico o hemorrágico en pacientes con cifras de tensión en rangos de prehipertensión.

 

Se define prehipertensión a cifras de presión arterial sistólica mayor de 120 mmHg o presión arterial diastólica  mayor de 80 mmHg. El meta-análisis subdivide los casos de prehipertensión en rango bajos (120-129 mmHg y 80-84 mmHg) y rangos altos (130-139 mmHg y 85-89 mmHg). 

 

Globalmente la prehipertensión en sus rangos altos (130-139 y 85-89 mmHg) se asoció a un mayor riesgo de infarto cerebral. La asociación no dependía de la raza, ni del tipo de infarto (Fatal o no, hemorrágico o isquémico), o del periodo de seguimiento (<10 o > 10 años). Estudios previos han demostrado que la hipertensión se asocia de forma contínua con el riesgo de ictus, siendo el riesgo mayor cuanto mayor es la severidad de la hipertensión. Se ha recomendado por ello un buen control tensional y cifras < 130/80 mmHg en pacientes diabéticos, aquellos con insuficiencia renal, pacientes con aterosclerosis carotídea o aquellos con un riesgo de eventos ≥ 10% mediante puntuación de Framingham.

 

 

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